¿Se pueden resucitar las pesetas, los dracmas o las liras?
Esta posibilidad, pese a parecer de ciencia ficción, ha dejado de ser un tabú
para los economistas, que ya imaginan cómo habría que proceder, teniendo como
prioridad evitar el pánico entre la población.
En un primer momento "las autoridades monetarias de la Eurozona
cesarían de considerar al euro como moneda común, iniciando una serie de
procedimientos que exigirían una nueva emisión de moneda por los bancos
centrales nacionales", considera Paul Reis Mourao, de la universidad
portuguesa de Minho en Braga.
Así, las
fábricas nacionales de moneda dejarían de imprimir euros -España por
ejemplo se encarga de los billetes de 5 y 20 euros- y se pondrían manos a la
obra con sus propias divisas durante meses.
Según el Wall
Street Journal, algunos bancos centrales europeos se preparan ya para
reimprimir sus monedas locales. Irlanda, citada en el artículo, lo
desmintió firmemente.
Pero, apenas impresas, las monedas más débiles, como la peseta o el
escudo portugués, se devaluarían bajo la presión de los mercados, mientras
que el
marco alemán se
dispararía.
Esto amenazaría con provocar el pánico de unas
poblaciones cuyos ahorros
podrían perder un 50% de su valor, según varios estudios. Y si retirasen en
masa su dinero de los bancos, se produciría "un colapso
absoluto del sistema financiero de este país", advierte Federico
Steinberg, economista del instituto español Elcano.
Así ¿qué es mejor, actuar por sorpresa o explicar primero la
idea a la población? Las opiniones divergen.
"Todo debería decidirse secretamente en una noche y que al
día siguiente los mercados y los bancos permanezcan cerrados al menos durante
doce horas para impedir a todos sacar su dinero", considera Franco Bruni,
profesor de la universidad italiana Bocconi de Milán.
"Una manera de hacerlo sería anunciar un día, sin que nadie
lo sepa antes 'estamos congelando vuestras cuentas porque vamos a volver a la
moneda original'", piensa Gayle Allard de la IE Business School de Madrid.
"La dificultad es que ésta es una economía muy grande. ¿Cómo
fabricar suficientes billetes en secreto?", se pregunta no obstante.
Otros, como el profesor de Economía Eduardo Martínez Abascal, tienen
una opinión diferente.
Es necesario "hacer una campaña de comunicación espectacular,
para decir 'hemos llegado a la conclusión que hay que volver a la peseta y las
ventajas serán esto, esto, esto...'".
Una divisa débil tiene sus ventajas, recuerda este profesor de
la IESE Business School de Madrid. Así, "Grecia podría vender al exterior
a mitad del precio; pasando a las drachmas, volvería a ser un país barato y así
llenar el país de turistas", afirma.
"Hay un efecto maravilloso" si se sale del euro, señala
también Allard, "es que recuperas tu tipo de cambio, puede caer tu moneda
y puedes
empezar a exportar".
Sin embargo, existe el riesgo, previene Bruni, de que cada país
intentase ser más barato que su vecino emprendiendo una "carrera de
devaluación".
Pero con una moneda débil, los productos importados como el
petróleo se volverían muy caros.
"Sufriríamos una pérdida de poder adquisitivo, con
tendencia inflacionistas y unacaída del nivel de vida", admite
Mourao. "Necesitaríamos 10 a 15 años para estabilizar la situación".
Y la deuda
pública, ¿seguiría siendo en euros, empujando al Estado a la suspensión de
pagos, o se convertiría a la moneda local, lo que enfurecería a los mercados?
Como recuerda Steinberg, "introducir el euro fue un proceso muy
delicado y muy largo de planificacion de más de dos años y entonces, lo ideal,
si uno quisiera abandonar el euro, sería tomar el mismo tiempo para deshacer
eso".
"Lo que pasa es que si se produce una salida del euro,
seguramente va a ser abrupta
y desordenada, y por lo tanto mucho más complicada", agrega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario