Parece que es
una de las prioridades de Mariano Rajoy, crear un “banco malo” que compre los activos
dañados o tóxicos de las entidades sin problemas, es decir, todas, para que estas
sigan como si no hubiese pasado nada. El banco después vendería estos activos cuando
se superase la crisis, algunos hablan unos 100.000millones de euros de pérdidas. Se
pagaría con dinero que nos prestaría el FMI o el Fondo Europeo de Estabilidad.
El gobierno lo
está valorando ya que esta medida se entendería por una gran parte de la
sociedad como salvar a los bancos y promotores, a los que creen culpables de la
crisis actual, para empobrecerse ellos.
Los expertos y analistas creen que el nuevo Gobierno tiene que hacer algo contundente, cualquier cosa que suene a otro parche será muy mal recibida; no tiene más remedio que poner en marcha el banco malo, puesto que el programa electoral y las informaciones que se han publicado sobre este tema han generado una gran expectación. Y frustrarla sería un suicidio en la situación actual de los mercados.